lunes, 31 de agosto de 2009

Te quiero, pero te quiero cerca.


Primera Parte.

Cuando lo conocí, ya sabía que las cosas iban a tener que ser así. Quizás por eso lo cancelé a última hora y nunca quedé con él para tomar un café, conversar y saber más el uno del otro. Inconscientemente no quería empezar a ilusionarme con algo que no podía ser.

Nunca lo llamé para salir a tomarnos ese café. Le escribí un mail disculpándome y dándole una excusa tonta.

Así como en los tiempos de mi abuelita, en el que se intercambiaban cartas y telegramas de amor, ese mail dio paso a una constante, divertida y creativa correspondencia electrónica. Él me descubria a mi y yo lo descubría a él ..cada día me arrepentía más de no haber hecho aquella llamada.

A los mails se le sumaron las conversaciones por msn. Lográbamos chatear todos los días por lo menos durante un par de horas. Pronto me descubrí a mí misma ensimismada frente al monitor del ordenador, sin hacerle caso a las otras ventanillas que tenía en mi barra de herramientas parpadeando en naranja; solo me importaba hablar con él.

Y así pasaron las semanas… Cuando no podíamos hablar o cuando un día él no me había podido escribir, lo echaba de menos. Y cuando un fin de semana, él no me encontraba conectada, no se aguantaba y me sorprendía con una llamada.

Muchas veces había visto reportajes en la tele de personas que se habían conocido y enamorado por Internet y siempre pensé que era muy poco probable que eso le sucediera al común de los mortales. Sin embargo, ahí me tenían “encariñada” de un chico al que solo había visto de lejos cuando estaba en el colegio y al que me había encontrado años después una noche ; esperando ansiosa que llegara el día en que volviera, nerviosa por descubrir si esa química y entendimiento era real fuera de la pantalla de mi ordenador.

¿Qué era todo eso? ¿Por qué había terminado ilusionándome? Quizás tan solo era que él se había apoyado en mí para no sentirse tan solo. Quizás él se había hecho una imagen de mí que no correspondía con la realidad. Quizás cuando me conociera en carne y hueso, me escuchara hablar las tonterías que a veces hablo y me viera caminar con torpeza, se iría corriendo. Me moría de miedo, pero después de darle muchas vueltas al asunto decidí que, al fin y al cabo, de todas maneras ya había ganado una bonita amistad.

Hasta que llegó.

1 comentario:

  1. mmmm, este di me gusta, aunke no todo todo, me encanta la introduccion k le has metido, luego ya el encauzamiento de la historia... es algo mas normaliyo, pero la introduccion... me ha enamorado jajaja.

    ¿Me lo explicas? o mejor dixo, ¿me cuentas la historia completa? jejeje

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